A propósito del último accidente ferroviario acontecido en la provincia de Sancti Spíritus del cual nuestros lectores supieron aquí en Ricuba. Hoy pretendo recordar los pasos agigantados del Ferrocarril en Cuba y compara con su desarrollo a nivel mundial.

Los primeros compases del Ferrocarril cubano comienzan en 1830 cuando se introduce este modo de transportación en la Isla. Así, fuimos los primeros en toda Latinoamérica y los séptimos en el mundo en hacer uso de las comodidades del mismo. Antes había aparecido en la potencia occidental, Estados Unidos.

Tras llegar al país el Ferrocarril fue empleado con objetivos económicos principalmente. Sin embargo, de forma paulatina se utilizó para transportar pasajeros dentro de todo el territorio.

Para que tengan una idea, mientras se construían los tramos iniciales del Ferrocarril cubano perdieron la vida 2 mil trabajadores aproximadamente, en su mayoría esclavos. 

4. Historia de siglos atrás

El Ferrocarril surgió en Inglaterra solo 5 años antes de que apareciera en Cuba. Y luego comenzó a utilizarse en Francia, Alemania, Bélgica y Rusia entre otros países europeos.

Si en aquel momento parecíamos parte del mundo en el ámbito de la transportación ferroviaria, todo ese adelanto previo no sirvió de nada cuando en el siglo pasado nos quedamos rezagados en el desarrollo del medio de transporte más barato del mundo.

Tras el triunfo revolucionario, el Ferrocarril y su propio desarrollo pasaron a otro plano. Las terminales de los diversos territorios caían en picada respecto a sus condiciones indispensables.

A inicios del presente siglo el Ministerio de Transporte en Cuba ha tratado rescatar y devolverle la vida al Ferrocarril. Para ello ha comprado nuevas locomotoras, ejecutado “arreglos” imperceptibles en terminales y zonas de carga. Pero aún son insuficientes los esfuerzos por mostrar una mejor cara del Ferrocarril en nuestra Isla.

El resto del mundo avanzó rápidamente con inversiones millonarias y empleo de nuevas tecnologías. Desde hace muchos años existe incluso el famoso TGV, tren de alta velocidad, traducido al español.

Aquí, sin dudas, no contamos con ese financiamiento y quizás nunca lo hagamos pero sí se puede rescatar la funcionabilidad de un medio indispensable para todos los cubanos.