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El próximo 17 de agosto los morteros llamarán a gallos y gavilanes al ruedo.

Hay una carroza en el dibujo que muestra Ariel González Escalante y otra en el taller del barrio del Gallo. La que saldrá a las calles cuando los morteros y los voladores anuncien la parranda será la definitiva, siempre a medio camino entre el proyecto y la realidad. “Se trata de una historia inspirada en Las mil y una noches”, es lo único que se dejan "arrancar".

Los gavilanes en plena faena de trabajo

En el barrio La Narcisa, Yacniel Burgos Jiménez no tenía a mano la creación de Yusmel Morales, el director artístico del Gavilán, pero fue hilvanando algunos detalles: “basada en una obra de Shakespeare, tendrá reminiscencias de las culturas antiguas de la Humanidad”. También allí, en el taller gavilanero, 15 días antes del inicio del festejo, abundan más las incertidumbres que las certezas.

Los parranderos parecieran dejar a un lado la rivalidad innata que los ha traído hasta aquí, 82 ediciones después, si de defender la creación con tiempo y recursos se habla. De conjunto redactaron, en una ocasión, una carta exponiendo la necesidad de preparar sin apuros el más importante acontecimiento cultural del municipio de Chambas. Mas, lo cierto es que agosto siempre los “sorprende” y obliga a hacer, en un mes, lo que podrían concebir a lo largo de un año.

Sergio García Silva, representante del barrio del Gallo, vuelve sobre un argumento que ya habíamos expuesto en estas páginas. “El actual modelo de gestión para las parrandas no permite garantizar todos los recursos que necesitan.” Algo con lo que Yacniel Burgos concuerda, al considerar que “la entrega igualitaria de los pocos materiales de que disponen 'mata' la competencia”.

La dirección municipal de Cultura en Chambas apenas logra aportar la madera, las puntillas, planchas de cartón, el cableado para la electricidad y la pintura.

Podría parecer suficiente, pero cualquiera se da cuenta de que una carroza es mucho más que eso. “Todos los elementos decorativos, digamos, el papel metálico, la purpurina, la tinta de imprenta para lograr los matices en la pintura, el pegamento..., hay que “inventarlos”, explica Ariel.

A lo que Yacnier añade: “Mire usted estos clavos sin cabeza, con eso no se puede armar una estructura. Otras veces, son demasiado grandes y hay que salir a cambiarlos. Nos pasamos la vida pidiendo prestado a las parrandas vecinas y, luego, casi nunca tenemos cómo corresponder el gesto.”

“Otro asunto —'pica' Sergio como gallo en la valla—, los fuegos. Chambas fue la plaza con más voladores del país. Nosotros llegamos a tirar 10 000 voladores en un día. Y hoy, lo que da es pena.” “Ahora, para colmo, cerraron la fábrica, no digo que sin razón porque es cierto que necesita seguridad, pero los más afectados fuimos los chamberos”, “sobrevuela” Yacnier.

• También en las redes sociales se vive la parranda

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Sin embargo, la actual metodología le impide a Irela María Únzaga González, directora municipal de Cultura, hacer mucho más. No es hasta el mes de marzo que se discute el pre-balance de las parrandas. Solo después de calcular a conciencia los ingresos y los gastos se da luz verde a la gestión de los recursos. En honor a la verdad, el festejo no es un “negocio” muy rentable. “La de este año escasamente dejará 4000.00 pesos de ganancia.”

Visto el pre-balance, se puede afirmar que una parranda es un amasijo de gastos que salen a flote porque la gente bebe cerveza con alegría. “Incluso, las recientes Modificaciones al trabajo por cuenta propia, señala Jorge Hernández Morales, director municipal de Finanzas, podrían incidir en el cumplimiento de la planificación económica, teniendo en cuenta que muchas personas solicitaban patentes para trabajar durante la fiesta y ahora ya no tendrán esa posibilidad.”

Los parranderos, por su parte, esgrimen un argumento que tampoco debe ser desestimado. Las fiestas del centro del país, digamos, Remedios, Zulueta, Vueltas, Zaza del Medio, reciben un presupuesto mínimo por parte de los gobiernos locales; el resto se garantiza con la autogestión, mediante la prestación de servicios y el alquiler de carrozas, ya que disponen de una cuenta bancaria. En la distancia pareciera que funcionan como una cooperativa, pero es preciso estudiar sus modos de hacer y asimilar aquellos que funcionen para Chambas, sin violar la legalidad, pues está en juego no únicamente la exigua ganancia económica, sino la tradición y la cultura.

El próximo 17 de agosto los morteros llamarán a gallos y gavilanes al ruedo. En la noche saldrán las monumentales carrozas y la mitad del pueblo no sabrá que esos retablos coloridos e iluminados son solo lo que pudieron ser y no lo que hubieran querido.

• A pesar de que son pocos, los chamberos disfrutan al máximo sus fuegos

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